Según los expertos, lo que falta es el control sobre los alimentos
Aunque los estadounidenses hacen más ejercicio, la epidemia de obesidad continúa expandiéndose, según informan unos investigadores de la Universidad de Washington.
Su estudio realizado durante nueve años de los datos de dos encuestas estadounidenses sugiere que con la actividad física sola no es suficiente para combatir el problema.
"Aunque la actividad física ha aumentado considerablemente en la mayoría de los condados, la obesidad también ha seguido incrementándose en casi todos los condados", afirmó la investigadora principal, Laura Dwyer-Lindgren, del Instituto de Medidas y Evaluación de Salud de la universidad.
El problema de obesidad está directamente relacionado con cuánto comen los estadounidenses, señaló uno de los autores principales, Ali Mokdad, profesor de salud global en el Instituto de Medidas y Evaluación de Salud.
"Los estadounidenses no están controlando suficientemente lo que comen", afirmó. Siguen ingiriendo más energía de la que queman mediante el ejercicio, indicó.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., más de un tercio de los adultos en EE. UU. son obesos, y la obesidad contribuye a que se contraigan enfermedades crónicas graves, a que los costos médicos sean elevados y a una muerte prematura.
"Tenemos que afrontar la realidad de que la obesidad está afectando nuestra salud", señaló Mokdad. "Tenemos que cuidar de nosotros y prestar atención a lo que comemos y a cuánto ejercicio hacemos".
Dese 2001 a 2009, el porcentaje de adultos que cumplen con las recomendaciones sobre la actividad física (150 minutos de actividad moderada o 75 minutos de actividad vigorosa a la semana) aumentó en la mayoría de los condados de Estados Unidos, informaron los investigadores el 10 de julio en la revista Population Health Metrics.
Pero el porcentaje de adultos considerados obesos también aumentó de manera significativa. "En algunos condados, este aumento superó los 15 puntos de porcentaje", indicó Dwyer-Lindgren.
Había muy poca correlación entre los cambios producidos en la obesidad y los cambios en la actividad física, comentaron los investigadores.
Había grandes diferencias en 2011 entre los condados que lo hacían mejor y los que lo hacían peor. Menos del 20 por ciento de los hombres eran obesos en algunos condados, mientras que en los demás casi la mitad eran obesos, según el informe. Para las mujeres, la brecha era incluso mayor: desde menos del 20 por ciento en algunos lugares hasta casi el 60 por ciento en otros.
La actividad física también mostraba variaciones acusadas, desde aproximadamente un tercio hasta unos tres cuartos, en función del condado, tanto en hombres como en mujeres.
Se observaron grandes incrementos en la actividad física en condados como Kentucky, Georgia y Florida, pero el condado de Lewis de Kentucky también tuvo la mayor subida en la obesidad masculina, desde aproximadamente un 29 por ciento en 2001 hasta alrededor del 45 por ciento en 2009. Entre los estados occidentales hubo algunos de los condados más activos: los residentes del condado de Teton en Wyoming fueron los más activos de todos, ya que casi el 78 por ciento cumplieron con las directrices de ejercicio recomendadas.
Seis de los ocho condados menos activos estaban en Mississippi.
Los aumentos en la actividad física sugieren que muchas comunidades han adoptado con éxito estilos de vida más sanos, probablemente mediante políticas que fomentan la actividad física, afirmó Dwyer-Lindgren.
Vale la pena tener en cuenta cómo estos condados han mejorado los niveles de actividad física de forma tan dramática, añadió Dwyer-Lindgren. El trabajo en el Proyecto de carga global de la enfermedad de la Organización Mundial de la Salud sugiere que 234,000 muertes podrían evitarse mediante más actividad física, señaló Dwyer-Lindgren.
Samantha Heller, nutricionista clínica principal del Centro Médico Langone de la NYU en la ciudad de Nueva York, dijo que no le sorprendía que el ejercicio solo no hubiera rebajado las estadísticas crecientes de obesidad del país.
"La pérdida saludable de peso se consigue comiendo una dieta equilibrada y sana, haciendo ejercicio y controlando las porciones", indicó.
No es que el ejercicio no ayude. "El ejercicio cardiovascular y de resistencia mantiene fuertes los huesos y los músculos, fomenta la potencia cerebral, eleva los niveles de energía, retrasa el reloj del envejecimiento fisiológico [y] reduce el riesgo de enfermedades crónicas", explicó. La actividad física también contribuye a aliviar la ansiedad, a mejorar el control de la glucosa, a gestionar el peso y a mejorar la longevidad, señaló.
"El ejercicio no tiene ningún inconveniente", comentó Heller.
La prevalencia del sobrepeso y la obesidad está en parte generada por un entorno lleno de comida procesada, rápida y basura que está saturada de grasa, azúcar y sodio, y que se comercializa como algo barato y conveniente, afirmó.
Se han dado pasos animando a que se coman alimentos frescos y completos, a que se cocine en casa y se realice actividad física a diario, según Heller. "Pero tenemos que hacer más", añadió.
El equipo de Dwyer-Lindgren usó los datos de unos 34,000 adultos del Sistema de Vigilancia de los Factores de Riesgo Conductuales, una encuesta telefónica estatal que cubre la mayoría de los condados de Estados Unidos, y de la Encuesta nacional de examen sobre salud y nutrición.
Su estudio realizado durante nueve años de los datos de dos encuestas estadounidenses sugiere que con la actividad física sola no es suficiente para combatir el problema.
"Aunque la actividad física ha aumentado considerablemente en la mayoría de los condados, la obesidad también ha seguido incrementándose en casi todos los condados", afirmó la investigadora principal, Laura Dwyer-Lindgren, del Instituto de Medidas y Evaluación de Salud de la universidad.
El problema de obesidad está directamente relacionado con cuánto comen los estadounidenses, señaló uno de los autores principales, Ali Mokdad, profesor de salud global en el Instituto de Medidas y Evaluación de Salud.
"Los estadounidenses no están controlando suficientemente lo que comen", afirmó. Siguen ingiriendo más energía de la que queman mediante el ejercicio, indicó.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., más de un tercio de los adultos en EE. UU. son obesos, y la obesidad contribuye a que se contraigan enfermedades crónicas graves, a que los costos médicos sean elevados y a una muerte prematura.
"Tenemos que afrontar la realidad de que la obesidad está afectando nuestra salud", señaló Mokdad. "Tenemos que cuidar de nosotros y prestar atención a lo que comemos y a cuánto ejercicio hacemos".
Dese 2001 a 2009, el porcentaje de adultos que cumplen con las recomendaciones sobre la actividad física (150 minutos de actividad moderada o 75 minutos de actividad vigorosa a la semana) aumentó en la mayoría de los condados de Estados Unidos, informaron los investigadores el 10 de julio en la revista Population Health Metrics.
Pero el porcentaje de adultos considerados obesos también aumentó de manera significativa. "En algunos condados, este aumento superó los 15 puntos de porcentaje", indicó Dwyer-Lindgren.
Había muy poca correlación entre los cambios producidos en la obesidad y los cambios en la actividad física, comentaron los investigadores.
Había grandes diferencias en 2011 entre los condados que lo hacían mejor y los que lo hacían peor. Menos del 20 por ciento de los hombres eran obesos en algunos condados, mientras que en los demás casi la mitad eran obesos, según el informe. Para las mujeres, la brecha era incluso mayor: desde menos del 20 por ciento en algunos lugares hasta casi el 60 por ciento en otros.
La actividad física también mostraba variaciones acusadas, desde aproximadamente un tercio hasta unos tres cuartos, en función del condado, tanto en hombres como en mujeres.
Se observaron grandes incrementos en la actividad física en condados como Kentucky, Georgia y Florida, pero el condado de Lewis de Kentucky también tuvo la mayor subida en la obesidad masculina, desde aproximadamente un 29 por ciento en 2001 hasta alrededor del 45 por ciento en 2009. Entre los estados occidentales hubo algunos de los condados más activos: los residentes del condado de Teton en Wyoming fueron los más activos de todos, ya que casi el 78 por ciento cumplieron con las directrices de ejercicio recomendadas.
Seis de los ocho condados menos activos estaban en Mississippi.
Los aumentos en la actividad física sugieren que muchas comunidades han adoptado con éxito estilos de vida más sanos, probablemente mediante políticas que fomentan la actividad física, afirmó Dwyer-Lindgren.
Vale la pena tener en cuenta cómo estos condados han mejorado los niveles de actividad física de forma tan dramática, añadió Dwyer-Lindgren. El trabajo en el Proyecto de carga global de la enfermedad de la Organización Mundial de la Salud sugiere que 234,000 muertes podrían evitarse mediante más actividad física, señaló Dwyer-Lindgren.
Samantha Heller, nutricionista clínica principal del Centro Médico Langone de la NYU en la ciudad de Nueva York, dijo que no le sorprendía que el ejercicio solo no hubiera rebajado las estadísticas crecientes de obesidad del país.
"La pérdida saludable de peso se consigue comiendo una dieta equilibrada y sana, haciendo ejercicio y controlando las porciones", indicó.
No es que el ejercicio no ayude. "El ejercicio cardiovascular y de resistencia mantiene fuertes los huesos y los músculos, fomenta la potencia cerebral, eleva los niveles de energía, retrasa el reloj del envejecimiento fisiológico [y] reduce el riesgo de enfermedades crónicas", explicó. La actividad física también contribuye a aliviar la ansiedad, a mejorar el control de la glucosa, a gestionar el peso y a mejorar la longevidad, señaló.
"El ejercicio no tiene ningún inconveniente", comentó Heller.
La prevalencia del sobrepeso y la obesidad está en parte generada por un entorno lleno de comida procesada, rápida y basura que está saturada de grasa, azúcar y sodio, y que se comercializa como algo barato y conveniente, afirmó.
Se han dado pasos animando a que se coman alimentos frescos y completos, a que se cocine en casa y se realice actividad física a diario, según Heller. "Pero tenemos que hacer más", añadió.
El equipo de Dwyer-Lindgren usó los datos de unos 34,000 adultos del Sistema de Vigilancia de los Factores de Riesgo Conductuales, una encuesta telefónica estatal que cubre la mayoría de los condados de Estados Unidos, y de la Encuesta nacional de examen sobre salud y nutrición.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Laura Dwyer-Lindgren, researcher, Institute for Health Metrics and Evaluation, University of Washington, Seattle; Ali Mokdad, Ph.D., professor, global health, Institute for Health Metrics and Evaluation, University of Washington, Seattle; Samantha Heller, M.S., R.D., senior clinical nutritionist, NYU Langone Medical Center, New York City; July 10, 2013, Population Health Metrics
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